LOS ONCE AMORES NUEVOS. [Barcelona: Por los Herederos de Juan Jolis, en los Algodoneros.]. In-8.º gr. de 4 págs. inums.
Raro folheto de cordel setecentista, dado ao prelo sem data [1760-1778?], ilustrado com uma xilogravura que ilustra o motivo desta sátira.
“Atencion nobles amigos, y en tanto mi lira campa, todo guapo enamorado ponga oido à mis palabras. Yo soy aquel presumido, por quien la historia se canta de los once amores nuevos, sin firmeza de palabra; y sin declarar mi nombre, diré mi tierra y mi patria. Es de todas las ciudades corona; laurel y palma, y en el universo mundo, por antiguas letras y armas goza el titulo de Arcos, y es de Sevilla esmeralda. […]. Componia algunos versos en honor de muchas damas, y unas me lo agradecian quando otras me regalaban. Quise casarme muy mozo, y por ser las novias tantas, me pareció mejor medio el partirme à Salamanca, à estudiar para encontrar muger sin pero ni falta. […]. Llegué à la ciudad famosa, y embelesado en mirarla, tanto mancebo estudiante argumentando en sus plazas, saltó à recibirme al punto un maestro de gran fama, y despues de saludarme, me dixo, que era la causa de mi venida à esta tierra? si es para estudiar en gracia de Dios y servicio suyo, que se alegraba en el alma. Yo dixe: señor maestro, no merezco dicha tanta, que mi deseo es casarme, y estudiar solo me basta, que la muger que me toque, no tenga ninguna falta. Se comenzó à santiguar, y me dixo estas palabras: mire bien lo que me ha dicho que es eso mucha arrogancia; solo la Virgen Maria pudo haber sin tener falta. […] En poco mas de tres meses llegué à Cordoba la llana, me acomodé mayordomo en una principal casa: me trataron de casar con una moza gallarda, linda como las estrellas, dándole asiento y palabra. Me aproveché de mi estudio, y la dexé por dos faltas, de las que mas aborrezco, húmeda y poco aseada: Desde aqui me fui à Sevilla […]. Pasé a la Villa de Utrera, vide una hermesura rãra, y quedé de amor herido; ella que no es lerda en nada, me hizo seña de que fuesse yo con ella hasta su casa. […]. Pasé à la Villa de Espera, en donde no hice morada porque vide malos pelos, y pocas de buenas caras. Pasé à la villa de Bornos, […]. Me fui à Moron, y no hallé cosa alli que me agradara. Desde aqui me pasé à Osuna, donde delpan de cevada están todas amarillas, descoloridas y flacas. psé à la villa de lora salpiqué à Genil las aguas, vide un rico lavadeiro de donsellas cortesanas, soles, lunes y luceros, hasta la rodilla el agua […]”.
Com pequenos rasgões marginais na última folha.